Raúl Soldi se dedicó durante 23 veranos a pintar los muros de la Parroquia que cuando visitó por primera vez con sus paredes blancas inmensas, sintió el miedo que le daba el lienzo blanco y propuso pintarlos.
Soldi quería contar la historia de Santa Ana como si hubiera ocurrido en Glew. Así fue que aparecen vecinos, moradas del lugar en los frescos, como volantas, caballos y gallinas.
De allí nos dirijimos al Museo a pocas cuadras de allí donde compartimos un video contado por el propio pintor y recorrimos las salas.
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